En estos últimos tiempos se escucha mucho “damos lo que tenemos” “sino tengo una buena relación conmigo misma no voy a poder tener una relación saludable con los demás” “ama a tu prójimo como a ti mismo” y muchas otras frases asociadas al auto-empoderamiento. Sin embargo, en los tiempos en los cuales yo me crie (tampoco soy la más vieja) y en los tiempos en los que mis cuidadores primarios (padres, abuelos, tíos y maestros) se criaron eso de la relación con uno mismo no era algo que se hablaba.
Para mí fue de mucho asombro el escuchar que la relación más importante que yo debo tener es la que tengo conmigo misma, ya que en primer lugar lo asocie con egoísmo y con ser una mala persona. Venía de una crianza en la cual se fomentaba el pensar en los demás primero, ser bueno con los demás y tener que compartirlo todo; algo que no está mal, pero los limites saludables no estaban muy claros.
Cuando de adulta comienzo un proceso de autodescubrimiento escucho esa frase “La relación más importante es la que tengo conmigo misma” reconozco que me impresiono. Recuerdo que el momento de contestarme la pregunta ¿Cuál es la relación que tengo conmigo misma? No sabia ni que decirme. En mis adentros; sentí sarcasmo y arrogancia por que como no tenía contestación y tampoco me atrevía a reconocerlo pues me dije ‘’obvio la relación conmigo misma pues es diaria porque convivo conmigo”. La realidad era que me sentía muy ignorante (imagínate ya con un título de psicóloga y no tener una respuesta a esa pregunta). De por si a mi me ha gustado creerme que lo se todo y para todo quiero tener la última palabra y en ese momento me callaron la boca por que no supe ni que decir.
Fue entonces cuando me propuse cuestionarme. Jeniffer, ¿cómo realmente es tu relación contigo? ¿Si tuvieras que enamorarte de ti misma lo harías? ¿Vivirías con una persona como tu sintiéndote contenta y feliz? Entonces ahí fue que la puerca entorchó el rabo. Realmente no estaba para nada satisfecha de mi relación conmigo.
A pesar de que era una persona que contantemente estaba en la búsqueda de conocerse mejor. Siempre estaba insatisfecha con mis resultados y circunstancias. En aquellos momentos yo me comportaba muchas veces como si fuera mi peor enemiga ya que me criticaba mucho, vivía muy acomplejada con mi cuerpo e incluso con muchas actitudes de mi personalidad, no me alimentaba saludablemente, me vinculé en relaciones amorosas por la necesidad de no estar sola más que por el gusto realmente, me trasnocha constantemente, consumía alcohol y marihuana y hasta tuve sexo con hombres no disponibles ni física ni emocionalmente. O sea que yo no tenía una buena relación conmigo misma ¿qué iba yo entonces a tener una relación con otro?.
¿Y cómo se supone que se vea una relación saludable conmigo misma? ¿Realmente yo puedo cambiar todo esto aun habiendo practicado de esta forma por tantos años? ¿Con que debo empezar? ¿Quién me puede ayudar? ¿Cuánto tiempo esto me va a tomar?
Todas estas preguntas me las hice y decidí comenzar.
Una relación se basa en esas acciones constante que voy teniendo ya sea con una persona, cosa, lugar y/o memoria que crea un lazo, vinculo y/o conexión. Entonces ¿cuáles eran esas acciones que yo decido comenzar a realizar para crear un mejor vinculo y/o conexión conmigo misma? Fue en ese entonces que decidí comenzar un proceso de recuperación. Decidí recuperarme a mi primero. Trabajar con una persona que tuviera el conocimiento, la experiencia y la disposición de enseñarme a mejorar mi relación conmigo. Fue en ese entonces cuando llegue a grupos de ayuda mutua, a psicoterapia y a realizar meditación.
Lo primero que me hicieron ver mis mentores, padrinos y especialistas fue que lo que me trajo aquí era mi forma de pensar. Tuve que comenzar un proceso de identificación y desaprendizaje. Se inicio un camino en el cual pude identificar las creencias irracionales que traía sobre ¿quién era yo? ¿Sobre cómo me tenía que comportar por ser mujer? ¿Que tenía que esperar de mi al momento de relacionarme con una pareja? ¿Qué visión de mundo traía de acuerdo con mi crianza? ¿Y que aspiraciones tenía en mi vida laboral/profesional?
Me hicieron entender que necesitaba comenzar a tomar acción en ese mismo momento y que el proceso de fortalecer la relación conmigo misma iba a depender de que tan comprometida y decidida estuviera es esta transformación; cosa que siempre se me hacía muy difícil porque podía mejor comprometerme con otros que conmigo. Además, me enseñaron a abrazar mi sombra; todas esas partes que me avergonzaban de mí, perdonar todas esas cosas del pasado que me hacían sentir culpable y perdonar a los que sentía me habían dañado. Me ayudaron a hacerme responsable de mis acciones y que a quien único podía cambiar era a mi misma y si lo hacia de forma determinada y consciente. También me ayudaron a identificar mis logros, habilidades y fortalezas que tanto trabajo me daba ver.
Fue entonces que comencé un caminar diferente y a tener esas acciones diarias que hicieron que me sintiera mas a gusto conmigo misma, que me sintiera más en armonía con mi mundo interior. Y en ese proceso de recuperación me he dado cuenta que, aunque cada vez se me ha hecho más fácil entrar en mí y aprender a estar a solas conmigo esto de la relación conmigo misma es un camino para toda la vida. Que, aunque si cada día me siento mas fuerte, satisfecha, en paz, útil y feliz no puedo bajar la guardia del autoconocimiento y la sanación por que siempre descubro algo nuevo ya sea para soltar o para añadir en mi progreso.
Hoy si me preguntan ¿cómo es la relación que tienes contigo misma? Puedo comenzar a hablar con convicción, fortaleza y esperanza para otras, por que ya siento que se quien soy, que quiero y que no quiero. Ya tengo alto conocimiento de mis limites y se como hacer con amor y respeto que los otros los respeten. Hoy se que soy mi mejor amiga.